En el mundo del cuidado de la piel existen diversas clases de productos, cada uno con funciones específicas que contribuyen a mejorar tanto internamente como la apariencia externa de nuestro rostro. Entre éstos se encuntran los limpiadores faciales, diseñados y formulados para cada tipo de piel.
Estos son algunos de los más conocidos, y a continuación, te explicaremos brevemente su uso y algunas ideas sobre ellos:
- Jabones de barra: Pueden ser agresivos e interferir con los aceites naturales del rostro, afectando la barrera natural de la piel. Es mejor evitarlos, especialmente los jabones “neutros”, a menos que sean específicamente para el rostro, dermatológicos y suaves.
- Jabones espumosos: son buenos para piel con acné o grasa.
- Jabones no espumosos: alternativa suave para piel sensible y seca.
- Agua Micelar: es útil cuando no hay agua disponible o como parte de la primer limpieza para retirar el maquillaje, seguido por algún jabón suave.
- Leches y tónicos: se usan usualmente después de la limpieza con un algodón.
- Aceites: recomendados sólo para pieles secas ya que pueden promover la formación de puntos negros
y brotes.
Así mismo, estas son algunas recomendaciones que puedes emplear cuando apliques alguno de los limpiadores en tu rostro:
- Limpiar la cara por las mañanas y las noches.
- Si usas agua, la temperatura debe estar siempre tibia. Evita el agua muy caliente o fría.
- NUNCA apliques un producto de limpieza facial directamente en la cara seca.
- El uso de toallitas desmaquillantes son un NO a menos que las utilices como último recurso (Gym, «On
the Go”) - SIEMPRE usa una toalla facial para secar gentilmente tu cara (evita usar la toalla que usaste al bañarte). No talles tu piel.